Un día te levantas, miras por la ventana y hace sol, sacas el pie derecho de la cama, y sobre todo, luces una sonrisa. Desayunas y pones todas tus ganas el resto del día. Sin embargo no todos los días al levantarte ves el sol, por lo que pones el pie izquierdo, y te vuelves negativo. Nubes grises, caras tristes. ¿Depende tu vida del sol? No lo creo. ¿Depende tu día del pie con el que pises el suelo al despertar? Tampoco lo creo.
No todo va siempre bien, pero, míralo por el otro lado, tampoco puede ir todo mal.
Puedes caer, pero también puedes ponerte en pie de nuevo. Puedes llorar, pero también de alegría. Puedes preocuparte, pero tal vez estés madurando. Puedes enfadarte, pero sabes que lo mejor de todo, son las reconciliaciones. Puedes golpearte, pero antes o después se te pasa el dolor. Puedes hacer daño, pero alguien te lo hará a ti, todos nos equivocamos. Puedes perdonar, y así sabrán perdonarte. Puedes mentir, o simplemente puedes dejar de contar algo malo. Puedes engañar, pero igual es por una buena causa. Puedes reir, pero no de otros. Puedes sonreir, es lo mejor que puedes hacer.
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