Podría decir tantas cosas sobre ti, sobre nosotros.
Hablábamos sobre cualquier cosa, ya fuera estúpido o importante. Nos reíamos de
lo bueno, y también de lo malo. Nos preocupábamos el uno por el otro, aunque
nos acabásemos de ver. Nos mirábamos de frente, porque no nos importaba nada
más de alrededor. Nos enfadábamos por cualquier tontería, pero al final nos
reíamos de ello. Nos abrazábamos y pensaba que era el mejor momento del mundo.
Me tocabas y sentía que estaba protegida y que nada podía ir mal. Nos tumbábamos
y podíamos estar así varias horas, y no nos importaba. Nos saludábamos y se me
escapaba no solo una sonrisa, también ese brillo de ojos estúpido, que nunca
notaste. Nos despedíamos y no queríamos que llegara ese momento, pero cuando
llegaba me agarrabas para que no lo hiciera, hacías de todo para que me
quedara. Nos pegábamos de una manera especial, en la que los golpes se volvían
caricias. Nos buscábamos, ya fuera con la mirada o con las manos. Te escuchaba,
todas y cada una de tus palabras, tu escuchabas las mías, siempre llenas de
sonrisas. Nos queríamos, tal vez solo lo hacía yo, pero me gustaba sentirlo. Te
pedí que te quedaras, pero no lo hiciste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario